miércoles, 15 de febrero de 2017

Guerrera

No sólo de pan vive el hombre, quiero decir, no sólo de películas actuales vive este blog, aquí hay cabida para todo tipo de películas pues, el blog no es más que el reflejo escrito del cine que veo. Cierto es que ha habido ocasiones en las que no he podido plasmar mi crítica sobre algunas películas por ser demasiado malas, insustanciales o irrelevantes, y por supuesto nada recomendables, por lo que no he visto oportuno comentarlas. Caso distinto es el que nos ocupa con "Guerrera", una película alemana en el peor de los sentidos posibles, de argumentación neonazi, pésimamente guionizada y dirigida, de caracter casi propagandístico,... insultante, que no he podido dejar pasar.

Marisa  (Alina Levshin)

Una chica neonazi llamada Marisa (Alina Levshin) vive enclaustrada en su paranoia social de supremacía alemana, su abuelo, al que admira profundamente, está ingresado en el hospital, él fue quién le inculcó la ideología fascista y con el paso de los años ella misma se ha encargado de desarrollarla uniéndose a un grupo de jóvenes neonazis entre los cuales está su novio, líder natural y brazo ejecutor de los principales actos violentos que protagonizan. Pese al maltrato al que Marisa se ve sometida por su novio, ella vuelve una y otra vez junto a él, ciega y convencida de que se encuentra en el bando acertado de la vida.

Marisa trabaja de dependienta en un pequeño supermercado familiar cuando un día acuden a él un par de hermanos afganos, la chica se niega a atenderles teniendo que salir la madre a cobrarles a los chicos. No será la última ocasión en la que se tope con ellos, ni la última en la que pueda demostrarles el odio que les tiene.

Reuniones neonazis en la que no falta el alcohol ni las drogas, ni que decir del aleccionamiento base para todos, veteranos y jovenes admiradores hitlerianos. En una de estas "fiestas", Marisa conoce a Svenja (Jella Haase), una chica rebelde, adicta a todo lo prohibido a su edad de 15 años, que se ha ido de casa buscando refugio en el grupo.

Golpear a los hermanos con su coche cuando estos volvían a casa en su vieja moto, hace a Marisa sentirse culpable, y eso que fue adredes, ese sentido de culpabilidad le llevará a ayudarles, contraviniedo su arraigada ideología. Svenja se convierte pronto en una amiga confiable para Marisa, un error que Marisa pagará caro, en su cruzada por ayudar a Rasul (Sayed Ahmad), el menor de los hermanos, que desea abandonar Alemania en busca de su familia, toda vez que a su hermano mayor lo deportaron a Pakistán. Marisa se lleva a Svenja como acompañante en este camino de salvación para Rasul; Svenja va a demostrar no ser la mejor compañía.

 Marisa  habla con Rasul  (Sayed Ahmad) en el supermercado familiar

Lo nazi o neonazi inunda por completo la cinta de David Wnendt, en un alarde profundo de ideología fascista que en muchas ocasiones roza el exceso. Centrado en la vida diaria de este grupo de amigos violentos sólo se aparta a contemplar la situación de los refugiados afganos para mostrarlos tristes y tan deseosos de salir de Alemania como deseosos están los propios neonazis de que se vayan. Una visión fea, erronea, sucia, despreciable, la que Wnendt nos ofrece en esta película.

Con personajes absolutamente innecesarios como Svenja y mal trabajados como pueda ser la propia protagonista de la cinta, Marisa. Es un constante argumentar el fascismo, darle contenido y continente y cerrar el film demostrando que la supremacía vence, como así lo hace.

No es que el nazismo me produzca nauseas, que lo hace, es que esta película lo hace por sí sola, es indignante dedicar cerca de dos horas a ensalzar una ideología violenta y despreciable, presentarla como opción política, fundamentarla y hacerla protagonista victoriosa de una obra cinematográfica.

Propaganda basura que llegó a mí estos días, siendo una cinta de 2011, no es de extrañar que pasase desapercibida o más bien escondida entre otras obras que si merecieran la pena. Lo dicho, basura con la que no hay que perder ni un minuto.




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