miércoles, 25 de abril de 2018

Que Dios nos perdone

Thriller policiaco de 2016 dirigido por Rodrigo Sorogoyen y protagonizado por Antonio de la Torre y Roberto Álamo, quien se alzó con el Goya a Mejor Actor Protagonista por su brillante papel como policía impulsivo y visceral.

Alfaro  (Roberto Álamo) en pose amenazante contra Velarde  (Antonio de la Torre)

Velarde (Antonio de la Torre) es un inspector de policía serio y tremendamente profesional del departamento de homicidios, que además de tener que lidiar a diario con su tartamudez lo tiene que hacer también con su poco comedido compañero Javier Alfaro (Roberto Álamo), un policía de nefastos modales, arrogante, colérico y con importantes problemas de autocontrol. Ambos se verán inmerso en un caso bastante atípico, una mujer de avanzada edad ha sido encontrada muerta escaleras abajo del piso donde vivía, parece ser un caso claro de robo con violencia pero, el minucioso inspector Velarde descubre que fue violada, cuestión que confirma la forense. Pronto aparece una nueva víctima, de nuevo otra anciana, fuertemente golpeada e igualmente violada, y días después otra, no hay dudas hay un asesino en serie en la ciudad. Y todo resulta más complicado siendo verano en Madrid y con la capital invadida por peregrinos llegados de todas las partes del mundo con motivo de la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) celebrada por el Papa Benedicto XVI.

Velarde y Alfaro forman un equilibrado tántem que empieza a funcionar de forma más que eficaz cuando su superior, Sancho (J.L. García Pérez), los reprende, en gran parte de culpa por el bruto y descontrolado Alfaro que no duda en enfrentarse al otro dúo de compañeros inspectores de homicidio, lo que le supone su expulsión. El caso queda ahora en suspense, hasta que este otro dúo se hace cargo de él, lo cierto es que se ven incapaces de solucionarlo, andan algo perdidos y piden ayuda a Velarde, ahora trasladado al departamento de escuchas, que acepta de inmediato, deseoso de dar con ese despiadado asesino. Alfaro también ayudará, por lo que los cuatro firman la paz y se ponen manos a la obra, si logran encontrarlo tanto Velarde como Alfaro podrían recuperar sus antiguos puestos.




Brillantemente contada, la película de Sorogoyen nos hace sumergirnos en un Madrid sofocante, de gente por todas partes y una pesadilla de aspecto joven y caritativa pero brutalmente despiadada, haciéndonos partícipe de tan angustiosa ambientación. Las soberbias interpretaciones tanto de Antonio de la Torre como de Roberto Álamo hacen que nos sintamos testigo directo de todo cuanto sucede, además de otorgar a la cinta un peso y una personalidad magníficas. Velarde y Alfaro, tan distintos entre sí y tan geniales, dos personajes que trascienden la pantalla, siendo muy capaces de engañar al subconciente y hacernos creer que en cualquier momento podremos encontrárnoslos por Madrid, intentando desentrañar un nuevo caso.




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