Película supravalorada, guionizada y dirigida por Martin McDonagh y protagonizada por Frances McDormand cuya interpretación le valió un Oscar. "Tres anuncios a las afueras de Ebbing, Missouri" es un drama cruento y cruél, donde todo cuanto pasa se antoja desproporcionado y lo peor es que probablemente no lo sea, pero es lo que transmite la cinta de McDonagh.
El jefe de policía William Willoughby (Woody Harrelson) habla con Mildred (Frances McDormand) |
Mildred (Frances McDormand) es una antipática y maleducada vecina de Ebbing, cuyo amargamiento encuentra su mayor explicación en el suceso acaecido meses atrás cuando su hija adolescente fue violada y asesinada, sin haber sido capaz la policía de dar con el culpable de tal atrocidad. Un día, harta de ver como pasa el tiempo y la policía no logra avanzar en la resolución del asesinato de su hija, Mildred acude a la oficina de una empresa publicitaria y contrata las tres vallas publicitarias ubicadas a las afueras de Ebbing, mediante las cuales acusa al jefe de la policía local, William Willoughby (Woody Harrelson) de no estar haciendo nada para resolver el caso. Cuando ésto llega a oidos del mismo intenta que la mujer retire tales anuncios a lo cual se niega en rotundo. Pronto se iniciará una guerra entre ella y los amigos y partidarios de Willoughby para que quite los carteles, no tanto por parte del propio jefe policial, un hombre enfermo que tiene la conciencia tranquila de haber hecho todo lo posible por dar con el asesino de la chica.
Willoughby se quita la vida de un disparo en la caballeriza de su casa, enseguida el pueblo culpa a Mildred de haber acosado y presionado tanto al desdichado policía, que éste no vio más salida que la de poner fin a todo de una vez por todas. La situación empeora por momentos para la ruda Mildred que es fruto de las hostilidades de muchos de sus vecinos, ella en guerra con todos y contra todos cada vez se ve más desamparada y con menos salidas, equivocando amigos con enemigos, la realidad y la bondad del muchos abofeteará la mentalidad de Mildred de que todos los hombres son malos.
Un drama donde el drama es otro, una historia que parte sobre unos sucesos que a lo sumo se cuentan pero no se ven ni se perciben, sólo vemos la amargura lógica de una madre a la que le han matado a su hija y que, por supuesto, hace lo que haga falta para que el cupable o los culpable paguen por lo que han hecho. McDonagh centra demasiado la historia en el día a día de la dolosa madre sin ir más allá, hubiera sido deseable haber contado con algo más de thriller, de investigar quién pudo haber sido, de buscar pruebas, de estudiar a potenciales sospechosos, pero no, la historia deriva en personajes secundarios que no aportan mucho a la trama, e incluso el personje de la propia Mildred, brillantemente interpretado por Frances McDormand, que cae la vulgaridad, en el desprecio a los demás e incluso en la comisión de delitos, se va de rositas.
No hablemos ya del final, lamentable es un adjetivo que se queda corto para definir el cierre de la película, no creo que pueda haber un final peor que el hecho de que no haya final. Casi dos horas de drama con la idea subyacente de encontrar al culpable de un atroz crimen y que finalmente no se alcance resolución alguna. Ver los créditos finales duele especialmente cuando sientes que te han tomado el pelo cinematográficamente.
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