Película de 2015 dirigida por Adam McKay y basada en la novela homónima escrita por Michael Lewis. Película y novela basada en hechos reales, en la cruda realidad financiera que azotó a Estados Unidos y al mundo en 2007.
Se trata de una película valiente y sumamente dura. Se antoja necesaria para muchos que aún hoy continúan ajenos a lo que sucedió y que sigue coleando. Mucha jerga financiera, atropelladamente explicada pero solidaria con el público alejado de dicho mundo. No le debió ser fácil a McKay afrontar el desafío de su dirección.
Cuatro actores de peso llevan hacia adelante la trama, pues lo que aquí se cuenta es una trama con mayúsculas, un entramado de corrupción, fraude y enriquecimiento consentido de unos y otros por cada eslabón financiero que conforman la economía americana, extendible al resto del planeta.
Brad Pitt, Ryan Gosling, Christian Bale y un sublime Steve Carrell firman una cinta realmente muy recomendable.
Mark Baum (Steve Carrell) hablando con Jared Vennett (Ryan Gosling) en un congreso inmobiliario |
Los bancos invierten en todo lo que les reporte beneficios, los fondos financieros más de lo mismo y entremedio las agencias de calificación turbiamente relacionadas con quienes manejan el dinero miran para otro lado cuando la cosa no va tan bien y en el peor de los casos emiten valoraciones que siempre les beneficia como agentes interesados. No importa la solidez que pueda respaldar una hipoteca o cualquier otra deuda contraida, sólo importa que la cifra de los intereses y comisiones a adquirir sean lo suficientemente suculenta para cegarse y seguir pensando que todo es color billete de dolar.
En la infinita maraña de economistas, brokers, contables, etc. surgen unas mentes pensantes, no infectadas por el ansia de dinero, capaces de sentir empatía por los más necesitados y en todo caso por los más débiles de todo el entramado, esto es, por los pequeños ahorradores y las familias endeudadas que con gran esfuerzo intentan salir adelante cada día. Analizan los mercados y ven lo que otros no ven y tampoco quieren ver: el mercado hipotecario es una ruina y va en proceso de destrucción. El mercado de la vivienda en Estados Unidos es la base de todo, se entiende y se cree fuerte e indestructible pero estos analistas e inversores descubren que no, que existe una burbuja inmobiliaria demasiado inflada, que no tardará en explotar, y en contra de toda corriente inversionista deciden apostar contra dicho mercado inmobiliario, lo que supone apostar contra la propia economía estadounidense, a ojos de todos una locura, convirtiéndose sin duda en la gran apuesta.
Vendida como comedia la película es un drama. Sus más de dos horas de duración no la hacen precisamente larga a los ojos de quien la disfruta con atención. Muy ilustrativa, es sin duda una de las películas del año (estrenada en España en enero de 2016).
No hay comentarios:
Publicar un comentario