sábado, 16 de diciembre de 2017

Krampus, Maldita Navidad

Dirigida por Michael Dougherty, en 2015 nos llegaba esta película de temática eminentemente navideña para convertirse en un nuevo recurso del que tirar en estas fechas y conmemorar de esta forma la Navidad.

Max  (Emjay Anthony) habla con su abuela Omi  (Krista Stadler) en la cocina
Una familia se reune para celebrar las fiestas, poco a poco sus integrantes van llegando a la casa de la vieja Omi (Krista Stadler), la abuela paterna de Max (Emjay Anthony), donde pasarán las navidades. Lejos de ser idílico todo se va dando de forma calamitosa, pesarosa, sin duda no serán unas felices fiestas y aún menos este año con la presencia de la tía Dorothy (Conchata Ferrell), una malhablada y desagradecida mujer de burdos modales y desarraigo familiar. La ha llevado Linda (Allison Tolman) hermana de Sarah (Toni Collette), madre de Max.

Linda junto a Howard (David Koechner), su bruto y vulgar marido, entran en la casa como un elefante en una cacharrería, arrasando, imponiendo su presencia y cuestionando a todos, en especial a Tom (Adam Scott), padre de Max. Junto a ellos sus hijo Howie Jr. (Maverick Flak), las niñas marimachos Jordan (Queenie Samuel) y Stevie (Lolo Owen) y la pequeña Chrissy (Sage Hunefeld), las masculinas hijas del matrimonio no tardarán en acosar a su primo Max, un chico sencillo, tranquilo y de buen corazón, bastante diferente a su hermana Beth (Stefania LaVie Owen), más impulsiva y rebelde, que pronto se ausentará de la casa en busca de su novio, quien vive unas calles más abajo. El mal tiempo hacen que Sarah no quiera que su hija salga de casa pero Tom, da el visto bueno en un gesto de comprensión para con su hija adolescente, entendiendo que finalmente, con permiso o sin él Beth terminará yendo a buscar a su novio.

Max  junto a su madre Sarah (Toni Collette) y a su padre Tom (Adam Scott)
Una fuerte tormenta azota el vecindario, todo cubierto de nieve y de una espesa niebla helada. Pasan las horas y Beth no vuelve por lo que Tom y Howard salen en busca de ella. El temporal es descomunal y no hay rastro de la chica, ni de ella ni de nadie, todo parece desierto, de hecho son muchos los vecinos que se fueron a pasar las fiestas fuera, aún así un clima de tenebrosa inhabitabilidad lo inunda todo, el vecindario parece fruto de un desastre natural, cuando de repente una presencia maligna sorprende a ambos. El siempre precabido Howard lleva armas pero estas serán inútiles ante lo que se les viene encima.

La familia al completo tendrá que hacer frente a algo más que a la desaparición de Beth o a la fastidiosa circunstancia de tener que pasar las fiestas juntos, la pesadilla real que tendrán que afrontar no es de este mundo, tiene nombre, se llama Krampus y la vieja Omi lo conoce muy bien.


De no ser por su ambientación navideña, esta película sería perfectamente prescindible, no es buena aunque si que es justo reconocerle que si que tiene buenas intenciones, quiere ser una novedosa película de terror aprovechando lo acostumbrado que está el espectador de películas navideñas de que todo vaya bien y termine mejor para sorprenderle con su desviación hacia lo terrorífico (ni tanto), pero lo cierto es que termina algo perdida en tierra de nadie. Su intento de ambientación festiva es pobre, forzada y bastante artificial mientras que su vertiente de terror no termina de explotar, entre dos aguas, por un lado la pesadilla de tener que convivir con unos familiares odiosos y por otro la realidad palpante de las criaturas del inframundo que les rinden visita, ni uno ni otro asusta ni da miedo, en todo caso es un miedo aceptablemente infantil.

La película de Michael Dougherty resulta más bien un cuento para asustar a los niños antes que una película para toda la familia; para algún espectador exigente puede resultar infumable.




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