sábado, 5 de marzo de 2016

Asesinos Inocentes

Cine andaluz con mayúsculas el que nos trae Gonzalo Bendala en ésta su ópera prima, y que a su vez yo os traigo aquí para inaugurar el ciclo de cine español de este mes de marzo.


Asesinos Inocentes es algo más que una película, es un tratado sobre psicología, es que el médico se ponga enfermo ¿y quién lo cura?, es comer en casa del herrero con cucharas de palo, es todo eso pero sobre todo es un digno homenaje al cine negro, es más diría que es una perla más de ese género, posiblemente Hitchcock estaría orgulloso.

El título del film ya es lo suficientemente intrigante como para lanzarte a ver la película; una vez lanzado a la piscina os aseguro que hay agua, en este caso ritmo trepidante, intrigas, replanteamientos vitales, dudas existenciales, drama, miserias e incluso matices cómicos que para nada desentonan.

Garralda (Maxi Iglesias) y su amigo Ballesteros (Javier Hernández)
Francisco Garralda (Maxi Iglesias) es un estudiante de psicología que espera con ansia la nota de su último examen, que de ser positiva le convertiría en licenciado. Su situación personal y familiar es crítica, vive con su padre en un piso que no puede mantener, ha contraido deudas con el dueño de un taller que tiene más de mafioso que de mecánico, tanto es así que le ha dado de plazo tres días para que le pague lo que le debe, de lo contrario sus esbirros se lo harán "pagar". Su salvación pasa por aprobar ese examen y licenciarse, lo que le daría acceso a un posible trabajo y por tanto a una fuente de ingresos de la que tirar pues la pensión de su padre es bastante insuficiente.

Garralda acude al despacho de su profesor Sebastián Espinosa (Miguel Ángel Solá), un hombre oscuro, meticuloso y profundamente alcohólico que le promete el aprobado sólo si accede a realizar un trabajo, Garralda acepta aunque los detalles del trabajo los recibirá en casa del profesor. Por la noche acude al piso donde el profesor Espinosa vive con su esposa, una mujer paralítica que depende totalmente de su marido, el mismo que conducía el coche borracho y que ahora se siente culpable por el accidente de tráfico que terminó dejando a su mujer postrada en una silla de ruedas.

Nogales (Luis Fernández), Sebastián Espinosa (Miguel Ángel Solá) y Garralda

Espinosa tiene un seguro de vida firmado desde hace más de diez años, de forma que su muerte supondría una importante cantidad de dinero para su viuda, el mismo dinero que podría cubrir los gastos de una operación en Estados Unidos con la que su mujer podría volver a caminar pero hay un problema, Espinosa debe morir. El profesor lo tiene claro pero no es capaz de quitarse la vida pese a haberlo intentado, y es este precisamente el trabajo que Garralda deberá realizar si quiere aprobar, si quiere que la nota que el profesor le modificó en el despacho de la facultad tome efecto.

Ballesteros, Sánchez (Alvar Gordejuela), el profesor Espinosa, Nogales y Garralda
Aquí comienza una trama de choques existenciales, de dudas, de instintos primarios, de la supervivencia de un chico endeudado y amenazado frente a la de un hombre que renuncia a su vida por salvar la de su mujer, y la culpa, sobre todo la culpa, esa manzana podrida que se te queda en la conciencia contaminándote y haciéndote un ser despreciable, sólo si tratas de justificar tus actos por muy deleznables que sean podrás conseguir redimirte.

La pareja que conforman Maxi Iglesias y Miguel Ángel Solá es lo suficientemente fuerte como para que la película adquiera vida propia. Un guión notable ayuda sobre manera, como así es el caso, con personajes muy necesarios como lo son los amigos y "compañeros de aventuras" de Garralda, aquí Luis Fernández en el papel de Nogales, Javier Hernández como Ballesteros y Alvar Gordejuela como Sánchez resultan imprescindibles, destacando la actuación de éste último que siendo el menos conocido brilla con luz propia.

Bendala consigue enganchar al espectador a una película o mejor dicho a un género al que está poco acostumbrado y del que no nos importaría repetir. Se demuestra que en España se puede hacer buen cine y de hecho se está haciendo, nada que envidiar al extranjero, sólo basta con darle una oportunidad a lo nuestro, que a veces cuesta pero, te puedes llegar a encontrar joyas como estas.



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