domingo, 13 de marzo de 2016

Un día perfecto

Película de Fernando León de Araona, goya 2016 a mejor guión adaptado, basada en la novela de Paula Farias Dejarse llover.

B (Tim Robbins) y Mambrú (Benicio del Toro)

Pocas veces se ha podido ver una película española con un elenco de tan alto nivel, con actores internacionales de tanto prestigio como los son Benicio del Toro, Tim Robbins o la mismísima Olga Kurylenko. Actores con nombre y que se fajan a la hora de trabajar. La actuaciones de del Toro y Robbins son sencillamente geniales. Dos cooperantes curtidos en mil batallas que no dejan que el estigma de las guerras haga mella en ellos, no obstante sí que condiciona sus vidas aunque con un poco de paciencia y de humor todo se lleva mejor.

León de Araona desarrolla con delicadeza una historia dramática, como lo son todas aquellas surgidas en ambientes de posguerra en las que las tragedias sufridas durante la guerra se hacen más visibles cuando la serenidad del alto el fuego deja al ser humano tomar conciencia de lo vivido y del presente.
Un terreno hostil, unos civiles locales no menos agradables que procuran poner todo tipo de impedimentos al extranjero aunque éste busque ayudarles y el tener que estar siempre alerta ante la posibilidad de toparse con minas o morteros, reductos de la irracionalidad, obstáculos que salvar a diario pese a llevar la bandera de la solidaridad y neutralidad bélica.

Sophie (Mélanie Thierry) y Mambrú (Benicio del Toro)

El cadáver de un hombre es tirado dentro del único pozo servible de una población, el trabajo de Mambrú (Benicio del Toro), Sophie (Mélanie Thierry) y B (Tim Robbins) es sanear ese pozo y para ello lo primero que deben hacer es sacar el cadaver. La cuerda que tira del cuerpo se rompe y entonces comienza toda una odisea para encontrar otra cuerda; no hay en la base de la ONU y la tienda más cercana se niega a venderles una. Mambrú acepta la propuesta de Nikola (Eldar Residovic), un niño al que encuentran en medio de la nada y que asegura que en su vieja casa podrán encontrar una cuerda que les sirva. Con lo que se encontrarán los cooperantes al llegar a la casa será con algo más que la devastación de una guerra, allí en un patio trasero la única cuerda posible ata del cuello las vidas de los padres del pequeño Nikola, el chico bosnio, ajeno a todo esto, mantiene la esperanza de reencontrarse con sus padres en una ciudad cercana, cuando todo acabe.

La carga dramática es inevitable en toda película que trate el tema de una guerra, como en este caso la de los Balcanes pero, Fernando León de Araona no sólo sabe contarla bien sino que además sabe tirar de humor para maquillarla, para suvizarla, sin que resulte inapropiado. Sublime adaptación con un gusto exquisito.



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