miércoles, 31 de mayo de 2017

Belleza Oculta

Tristísima película de 2016, dirigida por David Frankel y coprotagonizada por Will Smith, Edward Norton, Kate Winslet y Helen Mirren entre otros. Hora y media de profundo drama, incesante y demoledor drama que apabulla sin descanso, que somete y que derrumba la moral del más pintado.

Claire  (Kate Winslet) y Whit  (Edward Norton) intentan encontrar una solución para la agencia
 
Howard (Will Smith) es un destacado publicista, socio de Whit (Edward Norton) con el que comparte la agencia y los éxitos que ésta cosecha. De repente un trágico suceso ocurre en la vida de Howard, su hija de seis años fallece, lo cual lo hace caer en una profunda depresión. El infierno emocional en el que vive Howard pronto tiene consecuencias en su trabajo, descuidándolo por completo, lo cual a su vez se traduce en una inestabilidad cada vez más acusada de la propia agencia.

Whit no puede sostener más la situación tan precaria por la que pasa la empresa y con la ayuda de Claire (Kate Winslet) y Simon (Michael Peña), miembros destacados de la agencia, decide buscar una solución para su viejo amigo. Basándose en los tres pilares que siempre defendió Howard: amor, tiempo y muerte, busca que estos mismos se dirigan a él, lo enfrenten y lo hagan reaccionar, para ello contratarán a tres actores, la veterana Brigitte (Helen Mirren) encarnará a la muerte, el impetuoso Raffi (Jacob Latimore) al tiempo y la joven y atractiva Amy (Keira Knightley) al amor. Si la esperada reacción de Howard no tiene lugar, si no consiguen que vuelva al mundo real siempre podrán tirar de plan b, desacreditarlo como persona capacitada para ejercer sus funciones de socio con voz y voto.

Howard  (Will Smith) camina y habla con "el amor", Amy  (Keira Knightley)
Las situaciones personales de los distintos personajes se entremezclan y se suceden en un conglomerado emocional difícil de digerir. Demasiadas historias paralelas y poco desarrollo de las mismas, y aún así abrumadoras. Muchos frentes abiertos, mucho de donde tirar y sin embargo la película camina sin rumbo, con un final predecible dentro de lo poco que deja pensar el hecho de estar sumergido en tan magna desmoralización. Lo peor de todo es que los más de noventa minutos que pasas sufriendo con la cinta de Frankel no lo ves recompensado con una culminación que satisfaga o no, pues no la hay.


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